La voz de mi tía lo dijo todo cuando le pasé el teléfono a mi madre: “El abuelo Boni acaba de morir”.Sabíamos que de esa noche no pasaba, ya nos lo habían avisado. Nos sentimos muy tristes.Mi padre volvió a admitir que había sido precipitado el volver ese día, pues hubiéramos podido ir al entierro.
Mi abuelo Florencio llamó a mi madre para decirle que esa misma noche saldrían para Madrid; mi madre dijo que se iba con ellos. Yo también quería irme y mis abuelos no pusieron ninguna pega, pero cuando bajé al coche me llevé un chasco tremendo: no podía ir con ellos, ya que a última hora, mi primo Felipín y su pareja, Bernardina, iban a ir a Madrid con mi madre y mis abuelos. Subí a casa llorando. No podría ir al entierro, pues no cabía en el coche, lo que también les dio rabia a mis abuelos.
Tuve que conformarme con que mi madre nos contara por teléfono como había transcurrido todo; al llegar el domingo nos contó cómo había sido el entierro. Dijo que había ido mucha gente del barrio de mi bisabuelo. Pero lo que más me chocó fue que mi prima Silvia se había peleado con su prima Dana. Por lo que nos contó mi madre, mi prima había dicho que nadie quería al abuelo más que ella. Por lo visto, Heliodoro flipaba al verla tan tensa y mi primo Esteban -hermano de Silvia-, tuvo que pedirle varias veces que se calmara, haciéndola salir de la sala del velatorio.
Supe también que mi prima Rubí había estado un rato en el tanatorio el sábado por la noche, que vio al abuelo Boni de cuerpo presente, lo que le causó mucha impresión. Era natural que le causara un hondo penar.
Mi madre se alegró de que esa tarde quisiera ir con mi padre a la reunión, pues había hablado con él sobre mi decisión, aunque con ciertas dudas, de volver a ser Testigo de Jehová.
Aunque en verdad lo dije para no correr el riesgo de que no me quisiera tener en casa por estar expulsado, como había sucedido antes y como volvería a suceder, como veremos más adelante.
La muerte del abuelo Boni había sido lo peor del comienzo de 2003, el acontecimiento familiar más triste acaecido ese año. Y de eso hablé con mis abuelos al ir a visitarles el día siguiente. Yo quería mucho a mi bisabuelo, quien siempre preguntaba por mí a mi abuela.